
Ya es agosto y España lo sabe. Las altas temperaturas en el país, que la Agencia Estatal de Meteorología espera que se mantengan hasta el miércoles 13, han encendido las alertas en la mitad de las comunidades autónomas. El calor trae consigo un incremento de las urgencias psiquiátricas ya que altera nuestro equilibrio emocional y afecta nuestro ciclo de sueño regular.
El Colegio Oficial de Psicología de Santa Cruz de Tenerife ha advertido que el calor no solo afecta al bienestar físico, sino que también tiene consecuencias psicológicas menos visibles como ansiedad, insomnio o conductas más impulsivas y síntomas depresivos.
La portavoz del Colegio Oficial de Psicología de Santa Cruz de Tenerife, Tania Díaz, ha señalado en una nota de prensa que el aumento de las temperaturas prolongado en el tiempo puede alterar el equilibrio emocional, especialmente en personas mayores o que tengan problemas de salud mental previos y no cuenten con las herramientas necesarias para saber regularse y autogestionarse en momentos así.
Díaz ha detallado que el insomnio que muchas veces provoca el calor puede considerarse la peor consecuencia, ya que tiene un efecto directo sobre la capacidad de regulación emocional y el rendimiento cognitivo, imposibilitando muchas veces el descanso nocturno y las diferentes sensaciones y emociones que se transitan durante el día.
"Más allá del malestar generalizado que muchas personas sufren durante las olas de calor, se ha observado una correlación entre estas y el incremento de las urgencias psiquiátricas, lo que pone de relieve el fuerte impacto que algo tan cotidiano como la temperatura puede tener en nuestro bienestar emocional", ha señalado.
Consecuencias a corto, mediano y largo plazo
La médico internista del Hospital Vithas Madrid-Aravaca, Ana María Camacho, ha alertado también que las altas temperaturas dificultan el proceso de conciliar el sueño y provocan que las personas "se pongan nerviosas, suden y den vueltas en la cama", lo que reduce las horas de descanso. "No es un sueño reparador", por lo que impide alcanzar las fases profundas necesarias para recuperar energía.
El impacto del calor en el sueño tiene consecuencias a corto plazo que se manifiestan en un aumento de la irritabilidad y una disminución del rendimiento. "Nos levantamos más cansados" y con menor capacidad para realizar actividades diarias". A mediano plazo, las alteraciones del sueño pueden debilitar el sistema inmunológico, haciéndonos "más susceptibles a enfermedades" y reduciendo la capacidad de respuesta del organismo. "Estamos débiles, lo notamos porque nos sentimos flojos", ha explicado la médico sobre los efectos a nivel interno.
La especialista ha recomendado mantener buenos hábitos de sueño como respetar horarios de descanso, evitar pantallas antes de dormir, realizar cenas ligeras y prestar especial atención a bebés, niños y ancianos quienes son más vulnerables a los efectos del calor por sus sistemas termorreguladores menos desarrollados o deteriorados.
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