Opinión

Medicina preventiva: clave para proteger la salud animal y la salud pública

Alrededor del 60% de las enfermedades infecciosas emergentes tienen origen animal / Canva

Por Loic Jegou, vicepresidente de Europa en Ceva Salud Animal

Aunque en los tiempos modernos los humanos y la naturaleza parecen estar desconectados, esa no es la realidad. A medida que el mundo se ha recuperado de la devastación de una pandemia global, muchos esperan que se estén buscando soluciones para evitar que una situación así vuelva a ocurrir. Asegurar nuestra salud, así como la de todos los seres vivos en la Tierra, no depende únicamente de la salud humana, sino también de la salud de los animales, tanto domésticos como salvajes.

Las zoonosis —enfermedades e infecciones que se transmiten de forma natural entre personas y animales vertebrados— se han convertido en la amenaza más apremiante para la salud pública. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que a nivel global ocurren alrededor de mil millones de enfermedades y un millón de muertes al año a causa de enfermedades animales. Sin embargo, esta estrecha relación no es un problema en el que solamos pensar a diario.

Alrededor del 60% de las enfermedades infecciosas emergentes reportadas a nivel mundial son zoonosis. En las últimas tres décadas se han detectado más de 30 nuevos patógenos humanos, el 70% de los cuales se originaron en animales. Esto suena bastante alarmante, pero ¿hay una forma de mejorar esta situación? La buena noticia es que sí la hay: ¡la medicina preventiva!

La medicina preventiva es la piedra angular para crear un campo médico más cohesionado, contribuyendo no solo a mejorar la salud animal, sino también la salud pública. La medicina preventiva y la vacunación son fundamentales para frenar futuras pandemias y problemas de salud en los seres humanos. Para hacer frente a esta amenaza creciente, es nuestra responsabilidad como veterinarios experimentados desarrollar vacunas eficaces contra enfermedades existentes y emergentes en la fauna silvestre y el ganado, con el fin de mantener la salud pública. Además, las vacunas juegan un papel crucial en la prevención del sufrimiento innecesario en los animales y en la mejora de su calidad de vida.

Como comunidad, los veterinarios y científicos deben desarrollar soluciones preventivas para los animales, con el fin de evitar que los humanos enfermen, usando esta experiencia para el beneficio de todos los animales y la sociedad, y así proteger todos los aspectos del planeta y sus habitantes.

Todo esto se engloba dentro del enfoque de "Una sola salud" (One Health), una visión cada vez más adoptada por muchas compañías que la integran en su filosofía y procesos de desarrollo. El concepto se basa en la comprensión de que la salud de los humanos, los animales y el planeta está profundamente interconectada e interdependiente. La medicina preventiva es el pilar de un verdadero enfoque One Health hacia la salud animal.

Como ejemplo concreto de los beneficios de este enfoque, el Reino Unido aprobó recientemente el uso de tres vacunas para reducir la propagación del virus de la lengua azul en ovejas, un virus que se está extendiendo rápidamente en la región oriental de Inglaterra. Las vacunas son supresoras, lo que significa que reducen algunos de los signos clínicos que presentan los animales con la enfermedad, pero no previenen la infección. Aun así, estos son pasos valiosos para reducir la propagación de esta enfermedad, así como para minimizar el riesgo de que se convierta en una enfermedad zoonótica.

Pero las vacunas no solo son elementos esenciales para la protección de la salud animal, también contribuyen a alimentar al planeta de manera sostenible y a garantizar la seguridad alimentaria: al proporcionar soluciones mediante programas preventivos, la industria ayuda a garantizar la salud y la resiliencia del ganado, contribuyendo a la capacidad del planeta para alimentar a una población creciente, que se espera alcance casi los 10 mil millones de personas para 2050. Animales sanos también significan una producción más segura de proteínas animales esenciales para una dieta equilibrada.

En la gran mayoría de los casos, la variedad de vacunas disponibles permite a los agricultores proteger a sus rebaños. Sin embargo, podría requerirse una solución específica en casos donde emerja una nueva cepa de bacteria o virus patógeno, o para una enfermedad no cubierta por productos comerciales disponibles, lo que requiere una solución a medida. En estos casos, las vacunas autógenas pueden convertirse en una solución necesaria, ya que pueden producirse para una amplia variedad de animales, incluyendo especies ganaderas menores. El papel de las vacunas autógenas va más allá de llenar el vacío cuando no hay productos comerciales disponibles; también desempeñan un papel crucial en los programas de gestión de salud preventiva, ayudando a reducir el uso de antibióticos y el desarrollo de resistencias.

Esto es aún más importante si consideramos que la OMS estima que la resistencia a los antimicrobianos (RAM) es una de las principales amenazas globales para la salud pública y el desarrollo. Esto subraya la necesidad de un enfoque basado en la medicina preventiva, medicamentos especializados, uso racional de antibióticos y regulaciones más estrictas sobre pruebas y fabricación de productos farmacéuticos.

Proteger la salud animal no es solo una cuestión de salvaguardar especies: es un pilar fundamental de la salud pública. Al priorizar la salud animal, protegemos directamente la salud humana y fortalecemos el ecosistema global de salud y alimentación.

Los contenidos publicados en Gaceta de Salud han sido elaborados con afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios recogidas por un grupo de periodistas especializados en el sector. Recomendamos al lector consultar cualquier duda relacionada con la salud ante un profesional del ámbito sanitario.

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