
El acné es un problema de salud inevitablemente asociado a la adolescencia. Los incómodos granos condicionan la vida de los más jóvenes, pues, más allá de las propias manifestaciones cutáneas, que pueden llegar a ser dolorosas, también pueden ocasionar una afectación psicológica: la adolescencia es una etapa crítica en la formación de la autoestima.
En caso de brotes, es habitual el peróxido de benzoilo, el ácido salicílico e incluso el uso de antibióticos tópicos. En casos más graves, los dermatólogos suelen recetar medicamentos orales, como las pastillas anticonceptivas en el caso de las mujeres; así como antibióticos como la isotretinoína. Todos estos tratamientos se han mantenido inmutables durante los últimos 30 años. Y, como hace tres décadas, se estima que el acné afecta al 80% de los jóvenes.
Ahora, los científicos incluso investigan posibles vacunas para prevenir los brotes. Una de las compañías que tiene ensayos en marcha para ello es Sanofi. En 2021, la francesa adquirió Origimm Biotechnology, una biotecnológica austríaca que ya tenía investigaciones en fase I/II en este tipo de inmunizaciones. Es decir, aún se está probando su eficacia en humanos.
Una de estas candidatas que pasó a formar parte de Sanofi fue ORI-001, una inyección basada en proteínas recombinantes, cuyos estudios clínicos preliminares comenzaron en el tercer trimestre de 2021. Paralelamente, Sanofi trabaja en el desarrollo de nuevas versiones de antígenos y, actualmente, está aprovechando su plataforma de ARNm en un ensayo clínico integral de fase 1/2 que dio comienzo en 2023 y que a día de hoy sigue en marcha. Para participar, es necesario tener espinillas.
Esta vacuna de ARNm se suministra en tres niveles de dosis diferentes en adultos de 18 a 45 años con acné de moderado a grave. Primero, se administran dos dosis y un año después se administra una última de recuerdo. Los resultados, por tanto, permitirán la selección del nivel de dosis de la vacuna que se utilizará en el ensayo de fase III y la generación de datos preliminares para afinar aún más en el régimen de la vacuna. Una vez que se llegue al fase III, si finalmente la terapia tiene éxito, una de sus principales implicaciones sería la reducción de la ingesta de antibióticos en todo el mundo.
La base, como en todas las vacunas, es zarandear al sistema inmunitario para que reaccione ante estos brotes, que suelen estar provocados por lesiones causadas por bacterias que crecen en los poros y por inflamación. Otras causas que también juegan un rol importante son las hormonales y las genéticas.
Otras vacunas
Además de Sanofi, en la Universidad de California en San Diego también se trabaja en el impulso de una vacuna contra el acné. A diferencia de la de la compañía francesa, se dirigen a la hialuronidasa, secretada por las bacterias que causan el acné.
El propósito de esta inyección, por tanto, es interrumpir la inflamación que acaba creando esta enzima.
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