Medicina Interna

El 91% de aparatos para reducir infecciones respiratorias carecen de pruebas en humanos

  • Un informe analiza los estudios existentes sobre estas tecnologías que purifican el aire
El análisis ha examinado 700 estudios sobre filtros HEPA, luz ultravioleta, ionizadores y sistemas de ventilación avanzados.

Con la llegada del Covid-19, empezaron a aparecer numerosos aparatos para purificar el aire y evitar las infecciones respiratorias como ese virus, la gripe o Virus Sincitial Respiratorio (VRS). Sin embargo, cinco años después del inicio de la pandemia, un estudio ha arrojado luz sobre la evidencia de estas tecnologías de limpieza y hay una sorpresa: solo el 9% de los estudios analizaron si reducían las enfermedades en humanos.

Concretamente, un análisis realizado por investigadores del Campus Médico Anschutz de la Universidad de Colorado y el Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH), a través de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), ha examinado 700 estudios sobre filtros HEPA, luz ultravioleta, ionizadores y sistemas de ventilación avanzados diseñados para reducir la transmisión de infecciones a través del aire interior. Son aparatos que están presentes en hogares, escuelas y edificios públicos, aunque su utilidad no está muy clara, detallan en Annals of Internal Medicine.

"Nos sorprendió descubrir que la mayoría de las investigaciones probaron dispositivos de purificación de aire en cámaras de laboratorio, no en entornos reales donde las personas viven, trabajan o estudian", señala Lisa Bero, profesora de Medicina Interna en la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado y coautora del estudio. "Necesitamos estudios más sólidos que analicen los resultados reales de salud, si las personas están realmente expuestas a menos patógenos o se enferman con menos frecuencia, y no solo la medición de partículas en el aire".

Según matizan los investigadores, si bien estos estudios analizaban las mediciones indirectas de gases trazadores, partículas de polvo o microbios inofensivos, faltaban análisis de virus o bacterias que causan estas enfermedades respiratorias. De hecho, muy pocos analizaron si las personas que estaban en estas habitaciones tuvieron menos infecciones gracias al uso de las tecnologías de purificación de aire.

Por lo tanto, parece que en el momento del auge de estas infecciones respiratorias, aprovecharon para sacar al mercado muchas de estas tecnologías, aunque su funcionalidad no estaba probada. Por su parte, Amiran Baduashvili, MD, profesor asociado de medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado y primer autor del artículo, sostiene que la gente compra e instala estos sistemas en hogares y escuelas con "la esperanza de protegerse a sí mismos y a sus familias, pero la ciencia no ha alcanzado el nivel de marketing".

Muchas tecnologías producen ozono

En esta misma línea, esta valoración de los 700 estudios subraya que solo un pequeño número de artículos examinaron subproductos nocivos como el ozono, que puede irritar los pulmones y agravar las afecciones respiratorias. Muchas tecnologías de purificación de aire, como los ionizadores, los dispositivos basados en plasma y ciertos sistemas de luz ultravioleta, pueden producir ozono; sin embargo, pocos estudios evalúan la seguridad de su funcionamiento a largo plazo en hogares y lugares de trabajo.

"El ozono y otras sustancias químicas generadas por algunos dispositivos de purificación de aire pueden dañar el sistema respiratorio, especialmente en niños o personas con enfermedades respiratorias crónicas", afirmó Louis Leslie, profesional sénior de servicios de investigación del departamento de oftalmología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado y coautor del estudio.

Los autores de este análisis reconocen que aunque los riesgos son diferentes según el tipo de tecnología y su uso, creen que hay que poner el foco en las posibles consecuencias no deseadas. "Podría ser útil verificar si el fabricante proporciona datos sobre las emisiones potencialmente dañinas de un dispositivo y qué se puede hacer para minimizarlas", indica Bero.

Por lo tanto, la conclusión de este análisis es que habría que generar nuevos estudios que evaluaran estas tecnologías en entornos reales, como aulas y hospitales, y que rastreen las infecciones reales, en lugar de basarse en medidas indirectas como el recuento de partículas en el aire. Además, habría que evaluar también los efectos secundarios como son el impacto ambiental, el coste y la accesibilidad, incluyendo la viabilidad de estas soluciones en diferentes entornos. Los expertos apuntan que se necesitan estándares para conocer los resultados de salud.

"Las decisiones de salud pública deben basarse en evidencia sólida e independiente", asegura Bero. "No decimos que estas tecnologías no funcionen, sino que aún no sabemos lo suficiente. Algunos de estos estudios están financiados por las empresas que fabrican las tecnologías que se están evaluando, lo que genera un conflicto de intereses. Hasta que sepamos más, el público merece información clara y transparente".

Las infecciones respiratorias siguen siendo una amenaza importante en materia de salud pública. Por este motivo, los expertos señalan que quienes compren un purificador de aire o instalen un nuevo sistema de ventilación para reducir las enfermedades en hogares, escuelas o lugares de trabajo, deben elegir tecnologías probadas de forma independiente en entornos reales. También aconsejan evitar productos que produzcan subproductos nocivos como el ozono. Y lo que es más importante, enfatizan que hay que hacer prácticas como mejorar la ventilación, abrir las ventanas y limpiar regularmente. Son ejercicios sencillos pero mantienen los espacios interiores más saludables.

Los contenidos publicados en Gaceta de Salud han sido elaborados con afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios recogidas por un grupo de periodistas especializados en el sector. Recomendamos al lector consultar cualquier duda relacionada con la salud ante un profesional del ámbito sanitario.

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