
En España, más de 49.000 mujeres solicitaron una orden de protección por temas de violencia de género en 2024. Este tipo de medidas se usan en casos donde existen indicios fundados de la comisión de un delito o falta contra la vida, integridad física o moral, libertad sexual, libertad o seguridad de una mujer. Sin embargo, las resoluciones judiciales sólo protegen hasta cierto punto y los efectos de la violencia de género tienen consecuencias incluso años después cuando el agresor no está presente. Un estudio reciente, publicado en la revista Circulation, advierte que las mujeres que han experimentado acoso tienen más posibilidades de sufrir, en años posteriores, un ataque cardíaco o derrame cerebral.
El proyecto fue liderado por la investigadora asociada en epidemiología en la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard en Boston y en la Escuela de Población y Salud Pública de la Universidad de Columbia Británica en Vancouver (Canadá), Rebecca B. Lawn, analizó el acoso, las órdenes de alejamiento y el desarrollo de enfermedades cardíacas o accidentes cerebrovasculares entre 66.000 mujeres, con una edad promedio de 46 años en 2001. Estas mujeres no padecían enfermedades cardiovasculares en 2001, cuando compartieron por primera vez si habían experimentado acoso o habían obtenido una orden de alejamiento.
En este sentido, casi el 12% de las mujeres del estudio informaron que habían sido acosadas, mientras que casi el 6% de ellas dijeron que habían obtenido una orden de alejamiento. Asimismo, alrededor del 3% de las mujeres estudiadas informaron haber tenido una enfermedad cardíaca o un accidente cerebrovascular de nueva aparición durante los 20 años que duró el estudio.
Las mujeres que informaron haber experimentado acoso tenían un 41% más de probabilidades de tener enfermedades cardiovasculares en comparación con las que no habían sido acosadas. Igualmente, las mujeres que habían obtenido una orden de alejamiento tenían un 70% más de probabilidades de informar enfermedades cardiovasculares en comparación con las que no la habían obtenido.
Asimismo, los riesgos de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular asociados con el acoso y las órdenes de restricción se mantuvieron a pesar de la existencia de otros factores de riesgo cardiovascular autoinformados, como conductas de salud y estilo de vida, medicamentos, problemas de salud, abuso infantil y síntomas de depresión.
En este sentido, los autores del estudio señalan que el vínculo entre el acoso y las enfermedades cardiovasculares puede deberse a la angustia psicológica que puede alterar el sistema nervioso, el funcionamiento adecuado de los vasos sanguíneos y otros procesos biológicos; sin embargo, estos mecanismos potenciales no se examinaron en detalle en este estudio.
Por ello, Lawn afirma que se necesita más investigación para los profesionales de la salud, así como para comprender el vínculo entre el acoso o la obtención de una orden de restricción y la salud cardiovascular de las mujeres. "También se necesita aumentar la conciencia sobre los posibles daños a la salud que puede causar la violencia y brindar ayuda y recursos a las mujeres".
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