
Primum non nocere, lo primero es no hacer daño. Este conocido principio médico rige la medicina y también obliga a registrar, medir y evaluar cualquier daño derivado de una intervención sanitaria, sobre todo en el ámbito hospitalario, para poder prevenirlo en el futuro.
La Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin), en colaboración con IQVIA, ha realizado un primer análisis de datos para acotar este problema en las cinco principales fuentes de daño en el ámbito hospitalario: 'IRAS', eventos adversos en cirugía, úlceras por presión, sepsis y tromboembolismos. Con ello, la patronal busca poner el foco en el potencial de las innovaciones tecnológicas para evitar este tipo de complicaciones durante las estancias hospitalarias y tratar, además, de paliar su impacto clínico y económico cuando se producen.
El objetivo es ambicioso. Uno de cada diez pacientes sufrirá, de hecho, un daño relacionado con la atención médica, de los que la mitad son prevenibles, según la Organización Mundial de la Salud. Es una realidad con la que conviven todos los sistemas de salud y que ofrece una oportunidad de gestión para mejorar la calidad de la atención y la seguridad de los pacientes, y también para reducir costes. La OCDE calcula que, en torno al 15% del gasto hospitalario, se podría atribuir a fallos en la seguridad.
El informe Tecnología Sanitaria para mejorar la seguridad y experiencia del paciente en el ámbito hospitalario de Fenin se centra así en las cinco principales complicaciones hospitalarias: infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria-IRAS (con cerca de 53.000 episodios anuales), eventos adversos en cirugía (15.000), úlceras por presión (7.200, en sus diferentes categorías), sepsis (7.100) y tromboembolismos (1.400 casos).
Son cinco efectos adversos cuantificables, según la base de datos de Hospitalizaciones de IQVIA, que contiene el 50% de las hospitalizaciones en el Sistema Nacional de Salud. En total, generan un impacto clínico de 1,1 millones de días de estancias hospitalarias, más de 11.300 nuevos ingresos en UCIs cada año, y 237.000 días de estancias en estas unidades o 5.592 muertes intrahospitalarias, según las cifras que la consultora ha proyectado a nivel nacional.
El impacto económico para el sistema sanitario es también millonario al superar los 425 millones de euros cada año. A pesar de estas cifras tan alarmantes, "los daños están infravalorados porque los datos de los efectos adversos no se registran bien en el sistema sanitario", admite Carmen Aláez, adjunta a la Secretaría General de Fenin.
Impacto clínico y económico
Las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria (IRAS), con cerca de 53.000 episodios anuales, es el evento adverso relacionado con la hospitalización que tiene mayor impacto por frecuencia y daños en la sanidad española. A juicio de Manuel García de la Vega, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria (SEMPSPGS), hay "una necesidad imperiosa de empezar a actuar, priorizar políticas y prácticas de prevención y control de infecciones", ya que las IRAS multiplican el riesgo de la mortalidad del paciente por 1,6. Según esta sociedad, provocan 4.000 fallecimientos, con un coste de 2.000 millones de euros al año. El informe de IQVIA apunta costes de 260 millones de euros al año por estancias adicionales que llegan casi a 900.000 días al año, el equivalente en carga asistencial a las estancias en tres grandes hospitales al año.
La utilización correcta de guantes, el lavado de manos, mejorar la vigilancia o la correcta prescripción de antibióticos para reducir las resistencias antimicrobianas son actuaciones sanitarias que se deben reforzar, según el doctor García de la Vega.
El segundo daño hospitalario más frecuente son los eventos en cirugía (15.000), que provocan más de 20.000 estancias adicionales de UCI. Para la doctora Ana Castel, jefa de la Sección de Miembro Inferior del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, es "fundamental aumentar la precisión a través de la robótica". "Por mucha experiencia que tenga el cirujano, la máquina lo supera", sostiene esta especialista, que defiende la cirugía asistida por ordenador para evitar efectos adversos y errores humanos, "porque las máquinas aumentan la precisión de forma exponencial".
Otra complicación común son las sepsis, con 7.100 casos registrados en el informe. El doctor Mario Chico, vicepresidente de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC), advierte que "los registros de daños son fotos de aproximación" y aboga por reforzar la colaboración y la información entre microbiología y los intensivistas.
Completan estos daños evitables las úlceras por presión (7.200, en sus diferentes categorías), que afectan a uno de cada diez pacientes hospitalizados, y los tromboembolismos (1.400 casos). Estos últimos son uno de los daños menos prevalentes entre los analizados en el estudio que, sin embargo, provocan un coste hospitalario medio por paciente superior a los 25.000 euros por paciente. Son las cinco causas de daño "evitable" al paciente de mayor prevalencia en los hospitales españoles. Estos sucesos evitables generan más de 11.300 nuevos ingresos en UCIs cada año, y un aumento de las estancias en estas unidades de más de 237.000 días. ¿Su impacto económico? En conjunto, suponen un coste adicional al sistema sanitario superior a los 425 millones de euros cada año.
La mayoría de estos daños son potencialmente prevenibles con la adopción y empleo en los hospitales de soluciones tecnológicas, lo que enfatiza la necesidad de implementar estrategias preventivas robustas apoyadas en la innovación. "La inversión en estas tecnologías reduce las consecuencias adversas, mejora la calidad de vida de los pacientes y optimiza los recursos del sistema sanitario, con ahorros a largo plazo por la disminución de intervenciones clínicas adicionales, estancias hospitalarias y tasas de readmisión", destaca el documento.
Tecnologías avanzadas por fuentes de daño
Para prevenir o mitigar las IRAS, el informe propone tecnologías y productos sanitarios innovadores como dispositivos y sistemas de prevención y diagnóstico precoz de IRAS, apósitos novedosos, tecnologías avanzadas de Terapias de Presión Negativa (TPN), endoscopios de un solo uso o agentes antisépticos y desinfectantes.
Mientras, para prevenir o realizar un diagnóstico precoz de la sepsis, se destaca el valor, entre otras, de la tecnología de RMN miniaturizada; PCR y equipos de cuantificación de parámetros, dispositivos de extracción de sangre avanzados, equipos automatizados para hemocultivos satélite y toallitas desinfectantes con clorhexidina.
Para evitar los eventos adversos en los bloques quirúrgicos, los profesionales pueden apoyar su práctica segura con avanzados robots quirúrgicos, sistemas de navegación asistida por computadora, plataformas de planificación 3D, sistemas de grapado inteligente, productos hemostáticos, o con la monitorización de oximetría.
Por su parte, el empleo de sistemas de compresión neumática vascular, medias elásticas anti-embolismo, sistemas de detección de dímeros D, así como stents o endoprótesis facilitan la prevención o detección precoz de tromboembolismos. También la incorporación en los centros hospitalarios de tecnologías avanzadas de Presión Negativa (TPN) y otros dispositivos de alivio de presión, junto al empleo de apósitos novedosos y productos para un buen mantenimiento de la piel ya permiten un abordaje más efectivo de las úlceras por presión.
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