
Las arrugas suponen una de las principales dianas de la Dermatología y de la Medicina Estética desde tiempos inmemoriales. Pero, ¿Cuál es exactamente su origen? ¿Cómo se produce la formación de estas irregularidades en la piel? Un estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de Binghamton (Universidad Estatal de Nueva York, Estados Unidos) ha concluido que se forman porque la piel envejecida se estira, se contrae y se deforma bajo presión.
Al examinar muestras de piel humana, un equipo de investigación en el que participaba Guy German, profesor asociado de Ingeniería Biomédica de dicho centro, descubrió que la piel más vieja es más propensa a las arrugas. La razón es que las arrugas se forman cuando la piel se estira en una dirección y se contrae en la otra, lo que provoca que se doble, y esto se acentúa con la edad.
"Esto ya no es solo una teoría", afirma German. "Ahora tenemos pruebas experimentales sólidas que demuestran el mecanismo físico que hay detrás del envejecimiento".
Los científicos llevan mucho tiempo creyendo que la piel se arruga con la edad debido a una serie de factores (por ejemplo, la genética, las condiciones patológicas y el daño solar). Investigaciones anteriores que utilizaban modelos computacionales han demostrado cambios en las propiedades mecánicas y la estructura de la capa dérmica (la capa de la piel que contiene colágeno y elastina y proporciona soporte estructural) que acompañan al envejecimiento, pero esto nunca se había validado experimentalmente, con muestras de piel reales, hasta ahora.
Esta investigación es uno de los objetivos de toda la vida de German, el "Santo Grial" de la mecánica de la piel, según él mismo afirma. La industria cosmética lanza al mercado tantos productos antienvejecimiento diferentes que puede resultar complicado saber cuáles son buenos y cuáles son un timo.
"Cuando me metí en este campo, ese era uno de mis objetivos: ¿Puedo descubrir el envejecimiento?", dice German. "Porque si veo la televisión, escucho la radio, miro Internet, las tiendas... Me dicen mil cosas diferentes sobre cómo mejorar la salud de mi piel, y quiero saber qué es cierto y qué no. Así que pensé en saltarme todo eso e intentar descubrirlo por mí mismo", asegura.
German, Abraham Ittycheri, antiguo estudiante de posgrado de Binghamton, y Alejandro Wiltshire, estudiante de grado, utilizaron un tensómetro de baja fuerza para estirar pequeñas tiras de piel de personas de entre 16 y 91 años, simulando las fuerzas que la piel experimenta de forma natural. Descubrieron que cuando la piel se estira en una dirección, se contrae en la otra. Pero esta contracción aumenta con la edad, lo que da lugar a la formación de arrugas. "A medida que envejeces, esa contracción se hace más grande. Y si tu piel se contrae demasiado, se arruga. Así es como se forman las arrugas", reitera.
El conjunto de propiedades de la piel
La piel tiene un conjunto de propiedades mecánicas cuando se es joven, pero a medida que se envejece, las cosas comienzan a cambiar y se vuelven un poco "inestables", explica German.
"Las cosas se degradan un poco y la piel se estira más lateralmente, lo que provoca la formación de arrugas", afirma German. "Y la razón por la que esto ocurre es que la piel no se encuentra en un estado libre de estrés. En realidad, está un poco estirada. Por lo tanto, hay fuerzas inherentes dentro de la propia piel, y esas son las que provocan las arrugas".
Con la llegada del verano, German señaló que el envejecimiento prematuro por pasar períodos prolongados al sol puede tener el mismo efecto en la piel que el envejecimiento cronológico.
"Si pasas tu vida trabajando al aire libre, es más probable que tengas una piel más envejecida y arrugada que, por ejemplo, los que trabajan en una oficina", señala. "El envejecimiento cronológico y el fotoenvejecimiento producen resultados similares. Así que disfruta de un verano fabuloso, pero no te olvides de la crema solar: tu yo futuro te lo agradecerá", añade.
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