
A la cultura del "publicar o morir" que enfrentan los investigadores científicos se le agrega ahora la presión de patentar antes de que un algoritmo les robe la oportunidad de un gran hallazgo. La calidad del trabajo en investigación de la inteligencia artificial sigue siendo cuestionada por parte del gremio, pero está claro que hay algo en lo que no pueden competir los humanos: la rapidez.
Un estudio publicado a finales de mayo en la revista Science advierte que se han multiplicado las solicitudes de patentes con la irrupción de la IA. Después de una evaluación, se detectó que las patentes especulativas que surgen gracias a la simulación de algoritmos no se atienden a los estándares de calidad de los métodos tradicionales.
Esto genera un tipo de competencia desleal en el que las empresas que han apostado más por la inteligencia artificial pueden acaparar miles de patentes que no tienen la capacidad de investigar, ni mucho menos desarrollar. En el mejor de los casos, estos compuestos son inútiles, pero en el peor escenario pueden mermar el avance científico al tener estas sustancias reservadas.
El análisis, liderado por Janet Freilich y Arti K. Rai de la Universidad de Boston y Duke, respectivamente, advierte que en el tema de patentes no es necesario revelar el posible uso de la inteligencia artificial en el descubrimiento. Sin embargo, al comparar aquellas instituciones que presumen una gran dependencia a la IA de los centros tradicionales descubrieron que los hallazgos del primer grupo son más propensos a incluir evidencia preclínica importante como las pruebas en animales o la formulación farmacéutica.
En el fondo también existe un dilema jurídico acerca de qué puede ser patentado y qué no. Por ejemplo, se entiende que los métodos matemáticos o algoritmos no se consideran invenciones en sí mismas, pero las creaciones generadas por IA sí pueden protegerse en diferentes casos. La Oficina de Patentes y Marcas de los Estados Unidos advierte que una inteligencia artificial nunca podrá ser dueña de un invento, pero sí la persona que está detrás de su uso.
"Una contribución significativa podría demostrarse por la forma en que la persona construye la indicación en vista de un problema específico para obtener una solución particular del sistema de IA… pero mantener un 'dominio intelectual' sobre un sistema de IA no convierte, por sí solo, a una persona en inventor", advierten las autoridades sobre patentes.
Problemas de las patentes con IA
- Prueban menos compuestos en animales.
- Más propensos a omitir estudios esenciales de seguridad.
- Falta de transparencia en el uso de inteligencia artificial.
- No ofrecen pruebas de que las simulaciones en ordenador pueden reemplazar los ensayos pre clínicos.
- Ofrecen menos evidencia empírica.
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