Julio Mayol, director científico del IdISSC: "La innovación debe estar integrada en el ADN de las organizaciones sanitarias"

En el marco de la octava sesión del ágora del Consejo Asesor de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA), destacados expertos se reunieron para discutir el papel de la innovación en el ámbito sanitario, así como los desafíos y oportunidades que enfrenta el sector en España.

El encuentro, que contó con la presencia de Julio Mayol, médico y director técnico del Instituto de Investigación Sanitaria San Carlos, y Diego Muñoz, ingeniero y socio director de una consultora especializada en innovación, tuvo como eje central la importancia de crear una red de innovación dentro del sistema sanitario.

En el turno de Mayol, el especialista señaló que la innovación "no debe ser vista solo desde un enfoque tecnológico, sino como un proceso que busca generar valor social y económico a través del conocimiento". Para él, es fundamental que los gestores sanitarios comprendan que "la innovación debe estar integrada en el ADN de las organizaciones".

Por su parte, Muñoz, ingeniero y socio director de una consultora especializada en innovación, aportó su perspectiva sobre cómo la gestión de la innovación puede ser un "motor de cambio" en el ámbito sanitario. Muñoz destacó que muchas de las innovaciones que se presentan en el sector no provienen únicamente de avances tecnológicos, sino también de la "capacidad de las organizaciones para adaptarse y transformar sus procesos internos".

Uno de los puntos más críticos discutidos fue la dificultad que enfrentan los gestores sanitarios para implementar cambios disruptivos en sus organizaciones. Mayol enfatizó que la innovación en procesos es a menudo más compleja que la innovación en productos debido a la resistencia al cambio que existe en la cultura organizacional. Para superar estos obstáculos, es necesario "adoptar una mentalidad que fomente la experimentación y el aprendizaje continuo".

Medir el impacto de la innovación

Los ponentes también abordaron la importancia de medir el impacto de la innovación en el sistema sanitario. A menudo, los indicadores utilizados se centran en la eficiencia de los procesos, dejando de lado la evaluación de los resultados en salud y la experiencia del paciente. Tanto Mayol como Muñoz coincidieron en que es "crucial desarrollar herramientas que permitan medir el valor real que la innovación aporta a la atención sanitaria".

El contexto actual, ha evidenciado la necesidad de tener un sistema sanitario más resiliente y adaptable. Durante la crisis del Covid, se vieron muchas iniciativas innovadoras que permitieron a las organizaciones responder de manera ágil a las circunstancias globales. Sin embargo, a medida que las restricciones que significó la pandemia fueron desapareciendo, fue apareciendo el riesgo de que se regrese a viejos hábitos y se pierda el impulso innovador logrado.

En este sentido, Mayol instó a los gestores a no dejar que el miedo al fracaso limite la implementación de nuevas ideas. En lugar de evitar riesgos, es fundamental crear espacios donde se pueda probar y aprender de los errores. La experimentación controlada puede ser una vía para fomentar la innovación sin comprometer la seguridad del paciente.

El debate también tocó la necesidad de utilizar la innovación como una herramienta para abordar desigualdades en el acceso a la atención sanitaria. Muñoz recordó que la innovación no solo debe centrarse en la mejora de productos o servicios, sino también en "garantizar que todos los pacientes tengan acceso a las soluciones desarrolladas".

Finalmente, los expertos coincidieron en que la colaboración entre el sector público y privado es "esencial para impulsar la innovación en el ámbito sanitario". La creación de alianzas estratégicas puede facilitar la transferencia de conocimientos y recursos, lo que a su vez puede resultar en un impacto positivo en la atención sanitaria.