
Un total de 300.000 personas padecen artritis reumatoide en España, según el estudio EPISER, y estas personas tienen un riesgo de muerte de casi el doble que la población general. No obstante, en las últimas décadas se ha mostrado una disminución de la mortalidad por esta enfermedad, asociada a un mejor uso de la medicación, pero todavía es mayor que en el resto de la población.
En concreto, la disminución viene dada por "un mejor uso de los fármacos ahorradores de corticoides clásicos, con una estrategia de tratamiento enfocada al treat to target o remisión de la enfermedad y la incorporación de terapias biólogicas y JAKis (inhibidores de Janus Kinase); así como un enfoque multidisciplinar abordando tanto la enfermedad como las comorbilidades asociadas", según ha destacado la doctora Isabel Castrejón, reumatóloga del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid.
Los pacientes con artritis tienen una mayor mortalidad respecto a población general por varios motivos. Al ser una enfermedad inflamatoria crónica, se asocia con un mayor riesgo de aterosclerosis acelerada consecuencia de la inflamación, lo que incrementa la incidencia de eventos cardiovasculares como, por ejemplo, los infartos de miocardio.
"Por otra parte tanto la inflamación mantenida como el uso de tratamientos inmunosupresores hace que lo pacientes tengan un mayor riesgo de infecciones", señala la experta.
En este sentido, también ha contribuido a las mejores cifras de mortalidad la implantación de un diagnóstico precoz, que permite que se inicien antes los tratamientos, "reduciendo el daño articular y las complicaciones graves", según la doctora.
Con todo, estos pacientes continúan presentando mayor mortalidad, siendo las enfermedades cardiovasculares y las infecciones las principales causas. En este sentido, la doctora Blanca Hernández, reumatóloga del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla, destaca la importancia de "afrontar el tratamiento adecuado de las comorbilidades más frecuentes: hipertensión, obesidad y/o dislipemia, del mismo modo que se trata la artritis".
Pese a estos avances, aún es necesario mejorar en el manejo de los pacientes, sobre todo en lo que respecta a la demora de los diagnósticos, tal y como señala Castrejón. "A este respecto, son muy importantes las consultas de artritis precoz y los programas de colaboración con médicos de Atención Primaria para una derivación temprana", ha dicho.
Por otra parte, la doctora Hernández ha destacado que "con un tratamiento adecuado, en la actualidad se alcanza la remisión y una gran mejoría en la calidad de vida de los pacientes con artritis reumatoide".
Además de la reducción en la mortalidad, se ha logrado conseguir un menor número de bajas laborales y de tasa de complicaciones, así como una disminución en el número de cirugías de reemplazo articular. "La estrategia de tratamiento por objetivos, el diagnóstico precoz y disponer de nuevos tratamientos ha conseguido hacer el cambio", destaca la experta.
La incorporación del ejercicio como rutina de tratamiento y recomendaciones sobre alimentación saludable; así como reconocer la importancia del tabaquismo como factor causal de la enfermedad también han influido en esta mejoría, al igual que el manejo de las infecciones con estrategias de vacunación y el tratamiento precoz de las mismas.
En este campo, "actualmente se investiga en nuevos fármacos; así como en la determinación de un grupo de biomarcadores, mediante técnicas avanzadas de inteligencia artificial (IA), que permitan identificar qué pacientes van a responder a uno de los múltiples tratamientos, es decir, la posibilidad de hacer una Medicina personalizada, capaz de afinar también entre géneros", detalla la doctora.
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