
Un nuevo informe europeo Cancer care 2025: una visión general de los datos sobre la evolución del cáncer en Europa, elaborado por el Instituto Sueco de Economía de la Salud, deja en evidencia las diferencias de acceso y gasto por países de las nuevas terapias aprobadas por Europa, lo que se traduce en oportunidades terapéuticas desiguales para los pacientes en un ámbito tan sensible como la oncología.
El cáncer es así la segunda causa de fallecimiento en Europa, responsable del 23% de las muertes. Para 2035 se espera que escale hasta la primera posición, una vez que los casos de cáncer se dispararon desde los 2,1 millones de casos diagnosticados en 1995 a los 3,2 millones registrados en 2022.
Los procesos nacionales de fijación de precios y reembolso, unido a la insuficiencia de los presupuestos sanitarios o las carencias en infraestructuras y organización del sistema de salud explican, en buena parte, esta realidad.
España figura en el pelotón de cabeza a la hora de incorporar a la cartera pública las principales novedades en el tratamiento del cáncer de mama HER2 positivo, que representa cerca del 15% de los casos de cáncer de mama primario. El gasto en dosis semanal estándar (métrica comparada en el informe) en estos tratamientos supera la media europea y se acerca a los principales países. También se encuentra por encima de la media de gasto en los casos del cáncer de próstata, pulmón, melanoma y ginecológicos.
Peor suerte corren los pacientes en España en el tratamiento de cánceres gastrointestinales, que incluyen esófago, estómago, páncreas, colorrectal, ano, hígado y vesícula biliar. La adopción de los nuevos avances presenta grandes diferencias y España está por debajo de la media europea y también de Alemania, Francia e Italia.
Lo mismo ocurre en los tratamientos de los cánceres de vejiga y riñón. La adopción de los nuevos medicamentos (axitinib, cabozantinib, lenvatinib, pazopanib y enfortumab vedotin) presenta grandes variaciones, donde las ventas en España por casos tratados están a la cola de los cinco grandes mercados europeos y también por debajo de la media, según los datos del estudio.
Entre otros datos, España presenta un acceso limitado a las pruebas de análisis de inmunohistoquímica o IHQ para el cáncer de próstata, gástrico, de páncreas, carcinoma hepatocelular y carcinoma de vías biliares pulmón, mama y colon, junto con otros países como Grecia, Bulgaria y Rumanía. La sanidad española tampoco sale bien parada en la adopción de las pruebas de biomarcadores NGS en biopsias.
La investigación revela que casi 200.000 muertes por cáncer podrían evitarse cada año si los 15 países con datos de supervivencia disponibles igualaran las tasas de supervivencia de Suecia, el país con mejores resultados de Europa.
Por último, el informe insta a poner en marcha políticas que favorezcan la equidad en el tratamiento de esta enfermedad. Invertir en investigación e innovación, garantizar el acceso equitativo a los tratamientos y herramientas diagnósticas, aprovechar el potencial de los datos de vida real y aplicar evaluaciones de tecnologías sanitarias de manera coherente son algunas medidas que permitirán en el futuro mejorar los resultados en cáncer y reducir las desigualdades.
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